ARGENTINA Y EL FMI YA HABLAN DE UN TEMA CLAVE: EL DÓLAR
El Gobierno retomó las negociaciones con el organismo, que ve con buenos ojos las políticas duras aplicadas para fortalecer las reservas del BCRA. Expectativa por el ingreso de divisas a partir de marzo.
En las primeras horas de retorno de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), quedó, casi sorpresivamente, en claro uno de los capítulos del manejo de la política económica que el organismo ve con buenos ojos en cuanto a los resultados obtenidos. Los interlocutores virtuales que aparecen en las pantallas de Buenos Aires transmitiendo desde Washington y viceversa; mostraron una buena predisposición a aceptar las políticas duras aplicadas para fortalecer las reservas del Banco Central. Incluso mostraron un buen semblante al confirmar que durante el último mes del año, los dólares de la entidad que maneja Miguel Pesce subieron unos u$s600 millones, tendencia que continuaría en enero y, según promete el Gobierno, también en febrero.
Se considera en ambas partes de la pantalla, que si la tendencia se confirma para el primer bimestre del año, para cuando llegue marzo y abril deberían comenzar a aparecer los ansiados dólares provenientes de la campaña sojera; con lo que la política de oferta de divisas debería empezar a establecerse en nuevos equilibrios. Luego, desde el ministerio de Economía de Martín Guzmán, se podría mostrar ante el organismo que maneja Kristalina Georgieva, que son posibles lograr las predicciones de un dólar tranquilo durante el 2021 sin necesidades de devaluaciones fuertes y bruscas. En estos días hay además un factor positivo que mueve a la esperanza. El precio de la soja navegando ya por arriba de los u$s500; pronostica que los ingresos futuros de divisas por esta vía podrían ser (como mínimo) iguales o algo superiores a los que figuran en el Presupuesto 2021 aprobado por el Congreso. Y, como se sabe, que haya una balanza comercial sólidamente positiva durante todo el ejercicio y un buen nivel de ingresos fiscales vía retenciones; es indispensable para que el diálogo con el FMI sea productivo.
El tema dólar y la solidez y consistencia del futuro de la política cambiaria durante el cronograma de vigencia del acuerdo potencial con el FMI, es uno de los principales capítulos en los que el Gobierno debe convencer al venezolano Luis Cubbedu. Y si bien las partes aún están lejos de un acuerdo sobre el sendero de la divisa en los años que dure el acuerdo, comenzar las discusiones con cierta “pax cambiaria”, reservas en alza y promesas de mejora en la oferta son buenos primeros pasos.
El capítulo coyuntural cambiario es el segundo segmento donde parece que más cerca de un apretón de manos están las partes que deben firmar la “Carta de Intención”. También, y por ahora sólo verbalmente, hay coincidencias en un concepto general: Argentina debe reducir al mínimo su nivel de emisión monetaria, y concentrar el cierre de los desequilibrios tomando deuda. Y que, tal como adelantó este diario, ese pasivo financiero sea, en su mayoría, implementado a través de colocaciones en pesos y no en moneda extranjera. Obviamente, la recomendación final es que la deuda sea lanzada en el mercado doméstico, abandonando el país en lo posible la alternativa externa. Para el FMI, el cambio de denominador del pasivo en endeudamiento en pesos y no en dólares, contablemente en fundamental para la calidad de los números de la propuesta Argentina. El ministerio de Economía no ve mal la alternativa, y está dispuesto a que el cronograma general de este año, y de los próximos hasta lograr el equilibrio fiscal, serán de toma de deuda en moneda doméstica, abandonando lo máximo posible las colocaciones en dólares, euros o similar.
Esta estrategia financiera fue conversada hacia comienzos de noviembre, cuando Economía diseñaba el plan de salida ordenada de los fondos de inversión en dólares vía la colocación de deuda por unos u$s1.400 millones, evitando que grandes casas presentes en bonos locales provocaran una catástrofe de fin de año a través de la venta masiva de estas posiciones y su huida literal a través de los dólares financieros. Martín Guzmán y su gente negociaron directamente con los tenedores de la deuda en pesos (PIMCO, Fidelity y similares) para que aceptaran estos bonos, con tasas récord de más de 15%; pero garantizando una “pax cambiaria” y financiera de cierre del 2020. Toda la estrategia fue avalada por los misioneros del FMI que discutían los comienzos del diseño de la “Carta de Intención” en Washington y Buenos Aires, pero dejando en claro que para el 2021 los planes debían ir mutando en la colocación de más deuda en pesos que en divisas. Todo terminó en la primer quincena de diciembre con un apretón de manos de todas las partes (gobierno, bonistas y el FMI). Y la promesa de volver a discutir este mes. Así se hará desde hoy.