NACIONAL

ENSAYO Y ERROR: EL SALDO DE ENERO PARA ALBERTO Y EL FUTURO DE SU GABINETE

Para el mundo económico el Gobierno incurrió en demasiadas «marcha atrás» que no ayudan a levantar la confianza en el Gabinete. El Presidente hace equilibrio en batallas mayores. Fallidos imperdonables en básicos.

Carla Vizzotti siempre supo que la segunda dosis de la Vacuna Sputnik no es igual a la primera sino complementaria de esta pero con componentes distintos. Se aclara, por si hace falta, ya que la afirmación de la viceministra de Salud sobre la posibilidad de aplicar una política de ampliación de vacunados por encima de la estrategia de completar las dos dosis pareció desde el inicio un despropósito técnico sin explicación.

Vizzotti ayer dio marcha atrás y tuvo que salir a explicar lo que media Argentina ya intuía. Cuando lleguen, esas segundas dosis de las 300.000 que vinieron en el primer vuelo, serán para quienes ya tienen aplicada la vacuna. La funcionaria tuvo que hacerlo porque no solo la confusión no dejaba lugar para más dudas, sino también por la bronca interna del Gobierno al haber lanzado en un reportaje lo que hasta ese momento eran conversaciones informales sobre cómo resolver el problema de la lentitud en la aplicación de vacunas. Ese otro problema que debe afrontar el Presidente: en el oficialismo algunos consideran que existen demasiadas conversaciones informales.

El proceso de vacunación no solo es lento en la Argentina, que por otra parte esta acelerando por donde sea la posibilidad de garantizarse provisión de vacunas, que es lo que hoy no tiene. El mundo está vacunando a una velocidad inferior a la que todos pensaban. Prueba de eso es la afirmación de Joe Biden de ayer: “Mi prioridad número uno es lograr que la gente se vacune tan rápido como podamos para poner en marcha nuestro país”.

En estas tierras a ese efecto se suma (hasta ahora se inyectó poco más de la mitad de las dosis que llegaron de Moscú) que no todo está cerrado en materia de provisión de vacunas. El problema es mayor si se toma en cuenta que la funcionaria que informa sobre las partidas de vacunas que deberían estar llegando entre fines de enero y febrero para calmar ansiedades, comete errores como el de confundir técnicamente las dosis y más cuando fue ella quien viajó a Moscú para estudiarlas.

Desde el sur Cristina de Kirchner debe haber monitoreado esta situación, como también lo que sucedió con el cierre del registro de exportaciones de maíz.

En otra prueba de este ejercicio de ensayo y error, se dio marcha atrás con esa decisión y tras una negociación en medio del paro del campo. 

El kirchnerismo no suele ser demasiado tolerante con estas cuestiones y menos cuando involucran al campo. Para encontrar la explicación a este giro habrá que revisar los estilos de obediencia dentro del poder (y también los excesos de funcionarios en ese juego de agradar al jefe) y la preocupación por la suba de precios sobre la que el gabinete no aporta soluciones.

El cierre del registro de exportaciones de maíz fue inútilmente cerrado explicando la necesidad de controlar precios internos (algo que la medida no iba a lograr jamás), pero se apuró la decisión para dar una señal. Paula Español en su vigilancia de precios miró la cuestión directamente y Luis Basterra la ejecutó.

Ayer hubo nuevas charlas con la Mesa de Enlace, a la que le regalaron un triunfo y es lo que mas enfurece al kirchnerismo y después vino el marcha atrás. El paro se levantó, pero el costo político quedó, sobre todo cuando la apuesta oficialista fue siempre levantar al Consejo Agroindustrial Argentino. Ayer se negoció con la mesa del maíz, que está en ese Consejo, aunque el logro se lo lleve la Mesa de Enlace. Queda clara la bronca sureña.

Más allá de estas batallas Alberto F. consiguió pacificar por un tiempo algunos temas de extrema complejidad inclusive en medio de este conflictivo enero.

La posición frente a las presiones para terminar con la situación judicial de Amado Boudou parecía insostenible. El vicepresidente pidió una solución política para su prisión confirmada por el caso Ciccone y el gobierno quedó en medio de una batalla dialéctico-jurídica entre amnistía o indulto que pintó un final complicado desde todo punto de vista.

Una solicitada firmada inclusive por funcionarios hablando de la existencia de presos políticos pareció un camino sin retorno. Alberto hizo equilibrio, apoyó, habló de la necesidad de reformar la Justicia, también de la Corte y logró tiempo. Nada indica que esté confirmado aún un cronograma de votación en el Congreso que incluya la reforma judicial. Será otro momento para seguir colocando porotos de un lado y otro del contador.


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