MUJERES LÍDERES: LA IMPORTANCIA DE LA DIVERSIDAD DE GÉNERO Y DE PENSAMIENTO
La diversidad es una discusión constante de la coyuntura actual, ya sea social, política, económica o cultural. La importancia de la pluralidad de voces siempre estuvo presente en los diferentes ámbitos, pero adquirió mucha más conciencia y relevancia en los últimos años, siendo uno de los primeros temas a tratar en cualquier ‘agenda’. El avance es notorio, aunque todavía hay mucho camino que andar y futuro por construir en cuanto a la paridad de géneros, sobre todo en el mercado argentino.
Más del 50% de la población son mujeres. La mayoría de los estudiantes (y graduados) de las carreras con más volumen son mujeres. Dentro de las corporaciones, los rangos medios están ocupados por mujeres, pero cuando llegamos a los puestos más altos, las representantes femeninas brillan por su ausencia. Esta es la realidad y una de las tantas reflexiones que nos dejó Tamara Vinitzky -socia de KPMG y co-chair de WomenCorporateDirectors (WCD), fundación global que agrupa CEOs, presidentas, dueñas y directoras de las empresas más importantes del mundo- en el marco del sexto encuentro de Mujeres Líderes organizado por LA NACION.
«Hay que pasar a la acción, hacer cosas concretas, que el tema deje de estar en ‘agenda’ y que cada jugador del mercado se ponga a pensar qué puede hacer para que esto cambie», observa Vinitzky de cara al futuro, asegurando que la diversidad como tal es algo mucho más amplio que la participación de las mujeres: la clave es ver más allá.
Durante el evento digital de lanacion.com, llevado a cabo el pasado 18 de noviembre, Vinitzky compartió su visión y las conclusiones arrojadas por el estudio que año a año realiza KPMG sobre las mil empresas de mayor facturación en la Argentina, siempre con vistas a resaltar la cantidad de mujeres que hay en los directorios, esperando que vaya mejorando con el paso del tiempo.
«Este año tenía la expectativa de que los números aumenten. Los años anteriores estábamos alrededor del 10% y este año, nuevamente, me encontré con ese 10%», declara la ejecutiva un tanto desanimada, más cuando comparte que el consenso general (en la política, en las empresas) es que la diversidad y la inclusión de mujeres sea más notoria, pero este deseo no se ve reflejado en los hechos.
¿Qué pasa con las mujeres líderes en la región y el resto del mundo?
Nuestro consuelo es que la Argentina no está mal posicionada en cuanto al resto de los países de América Latina, donde la participación de las mujeres en el directorio sigue rondando ese escueto 10% o, incluso, es un poco más bajo. Las cosas cambian cuando hablamos de Europa y, en especial, países con cupos determinados como Francia y Suecia, donde la inclusión femenina asciende hasta el 30% o 40%.
Los datos más interesantes provienen de países donde no hay cupo establecido, o sea, no hay obligación, pero sí políticas de cambio y ganas de reestructuración. Vinitzky suma ejemplos como el de España, que en los últimos cinco años atestiguó un aumento del 10% -ahora ronda una participación femenina del 27%-, después de que el organismo pidiera justificación a las empresas ante la falta de mujeres capacitadas para ocupar dichos roles.
Tamara habla de una «incomodidad» que ayuda a que estos cambios se lleven a cabo, la misma que ejercitan los fondos inversores en Estados Unidos, que «invitan» (léanse, intiman) a las compañías a que incorporen una mujer más en el directorio y así poder seguir apoyando sus políticas. Hablamos de fondos de inversión con determinados parámetros, dispuestos a no financiar ante la falta de diversidad.
La importancia de un directorio diverso
Estas acciones generan movimiento en el negocio y la necesidad de salir en busca de esa representación, pero sin caer en la radicalización. Acá lo importante es la suma de las partes. Para Vinitzky cada visión es fundamental, ya sea la femenina que persigue la capacitación y nuevos negocios o la masculina, que pone el foco en las tecnologías y el negocio actual: «Obviamente que depende siempre de la persona, pero qué importante que es que tengamos una mesa de decisiones diversa, con cabeza distinta. Es importante que seamos hombres y mujeres, que lo hagamos juntos».
El directorio ideal, según Vinitzky, es un directorio con diversidad de pensamiento y de profesiones. Tal vez no llegue a un 50/50, pero tampoco tiene que ser el 90/10 que ostentamos hoy en día.
«Las mujeres tienen el poder de resiliencia, el poder empático, el poder de pensar en su gente o de transformar su negocio». Muchas tienen la capacidad y no pueden acceder porque los puestos están ocupados culturalmente por los hombres, que no piensan ceder tan fácilmente. «Nos tenemos que proponer llegar, querer hacerlo y pelear por ello», concluye Vinitzky desde la pasión y su capacidad de transformación.