LOCAL

EL “HUNDIMIENTO” DE LA GESTIÓN MUNICIPAL. UNA REALIDAD EN SU MAS PURA ESENCIA, RELATADA POR MEDIOS RIOJA

Siempre se ha dicho que cuando uno debe escribir, en la función periodística, una de las actividades ideales antes de hacerlo es salir a caminar, a tomar el aire fresco que permita una cierta claridad en las ideas y la inspiración necesaria para desarrollar de la mejor manera el tema en cuestión. Sin embargo, hoy se derriba ese mito. Decenas de cuadras transitadas de un extremo a otro por la, destrozada, Avenida 1 de Marzo para que la única palabra que aparecía una y otra vez fuese ESTAFA.

Estafa Política. Estafa Institucional. Estafa Moral. Un viejo sabio solía decir que “hay cosas de las que no se vuelve” y, en ese sentido, créanme que a pesar del constante esfuerzo de la Intendenta Inés Brizuela y Doria y su “equipo de trabajo” por superarse en cantidad de errores e inoperancia, y aun faltando mas de dos años de gestión, no hay forma de volver de lo que significó el hundimiento de una de las avenidas mas importantes de la provincia. Porque no solo es este hecho en sí. Simplemente es la famosa gota que rebalsó el vaso. Es la corrupción de la empresa de transporte fantasma, es la millonaria refacción de la Plaza 25 de Mayo, es el “nos cansamos de mentir” de Guillermo Galván, es el constante destrato y maltrato a los trabajadores PEM, son los $5.000 por debajo de la mesa para mantener el acampe de los choferes de San Francisco. Es, es y siempre es. Y por supuesto, seguirá siendo. Porque mienten, porque ocultan, porque miran siempre para los costados deslindándose responsabilidades que les corresponden. Porque la culpa siempre es del otro.   

Porque primero fue Aguas Riojanas la que provocaba los hundimientos en las calles. Ahora la gestión municipal de hace muchos años atrás es la responsable de haber realizado mal la obra en cuestión. Esa misma que usted, Intendenta, hace un par de años acompañó en la inauguración con bombos y platillos, montando un circo propio de quienes no tienen idea de gestión y de las necesidades de su pueblo, pero ante los primeros flashes de la gran ciudad, son los primeros en dar el paso adelante. Déjeme decirle, que las cámaras y el registro fílmico solo dura unos minutos. Parece que aun no se dio cuenta que a quienes está estafando, engañando, no es a los periodistas de Buenos Aires que llegan con la comitiva presidencial de turno. Lo esta haciendo con su propia gente, esa que le dio la confianza en las urnas. Esa estafa, esa traición moral Intendenta, no tiene vuelta atrás.

Es sorprendente pero fundamentalmente alarmante el desconocimiento mostrado por usted y quienes la rodean sobre el estado de la Ciudad que gobierna. A veces pensamos que ni siquiera quien intente hacer las cosas adrede podría hacerlas tan mal. No existe semana alguna en que no haya una nueva inoperancia, una nueva torpeza o, hilando más fino, un nuevo hecho que salpica la honestidad e integridad que por naturaleza tienen las personas.

Como habitante de la Ciudad, el mayor deseo es que complete su mandato. Como corresponde, como la ley manda y como el pueblo capitalino decidió con su voto. Pero debe sincerarse Intendenta Inés Brizuela y Doria. Primero con usted misma y luego con la gente. Si no puede, si no le da la capacidad para gestionar, haga su máximo esfuerzo. Y si esto que vimos hasta el día de hoy es lo máximo que puede, déjeme decirle que no esta ni cerquita de alcanzar. Entonces no solo deje de “no hacer”, sino que lo poco que haga, hágalo bien. Respete las instituciones, a los trabajadores. No los estafe más, ni con números de dudosa procedencia ni con falsas esperanzas laborales. Sea transparente, sin cifras irrisorias por pagar en trabajos excesivamente cotizados, sin sueldos de empleados que no prestan funciones desde hace meses, sin destinar millones en obras que no le cambian la vida a la gente, salvo a quien gana la licitación. En un país donde la corrupción ha hecho tanto daño durante muchísimos años, la historia capitalina no debe trascurrir por ese mismo triste y oscuro sendero.

Se hizo tarde y regreso por el mismo camino que a la ida. Derrumbado por derrumbar, valga la redundancia, el mito que tantos años alimentó la creatividad innata en la escritura. Espero, Intendenta Inés Brizuela y Doria, que lo que no se siga derrumbando sea la ciudad que usted gobierna, esa que a esta altura, se transformó en un “castillito” de naipes.

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