En dos décadas se quemaron un millón de hectáreas de bosque nativo. Más de 350 mil, fueron arrasadas sólo en 2020; por lo que el gobernador Schiaretti fue denunciado penalmente. Los ambientalistas denuncian que las sierras perdieron su poder de absorción de las lluvias. Sólo queda 3% de bosque nativo.
El terrible temporal que asoló ayer a la mañana al norte del Valle de Punilla, causando destrozos en viviendas, provocando evacuados, y millonarios daños materiales en infraestructura en las localidades de Huerta Grande, Villa Giardino, La Falda y La Cumbre tienen directa relación con la quema de bosque nativo que sufrió esta provincia durante 2020, donde fueron arrasadas unas 350 mil hectáreas.
El director de Defensa Civil de la Provincia, Diego Concha, le dijo a los medios que en algunas zonas cayeron “hasta 140 milímetros en poco tiempo” y que “Cosquín, Valle Hermoso, Giardino, La Falda, La Cumbre y esos sectores han tenido lluvias muy importantes que han hecho que algunos arroyos y luego los ríos incrementaran mucho su caudal. Hay que tener el máximo de precaución”.
Lo cierto es que distintos referentes de la lucha ambientalista en Córdoba repiten lo mismo todos los años: “Este fenómeno viene ocurriendo todos los años por el cambio climático por el desmonte; y cada año se agrava. Sumado a que las lluvias son localmente más fuertes y ocurren en cortos períodos de tiempo”, graficó la bióloga Valentina Brailosvky, una de las referentes del colectivo Córdoba, Nuestra Tierra Lucha.
Para esta ambientalista cordobesa, “estos fenómenos, asociados al cambio climático, agravados por las condiciones locales como son la devastación de las sierras por los incendios de bosque nativo; impactan de esta manera devastadora. El bosque nativo es el regulador natural del agua de lluvia, evita que se produzcan inundaciones y desastres pluviales como el de ayer por su efecto esponja y libera agua en épocas de sequía”.
Brailovsky aclaró que “habría que señalar que estos fenómenos pluviales no son efectos puntuales, sino que se dan a nivel de cuenca y microcuenca. O sea, puede haberse desmontado o incendiado en un lugar alto de la cuenca y los efectos verse aguas abajo”.
La dirigente de Córdoba, Nuestra Tierra Lucha agregó que “la situación ya era grave antes de los incendios de 2020; el cambio climático produce estos fenómenos meteorológicos y las condiciones ambientales tan vulnerables producen una combinación de mucho riesgo”.
«Puede haberse desmontado o incendiado en un lugar alto de la cuenca y los efectos verse aguas abajo”.
Por su parte, el titular de la Fundación para la Defensa del Ambiente (FUNAM), el biólogo Raúl Montenegro; le dijo a El Destape que “el Gobierno de Córdoba es el responsable directo de esta tragedia ecológica; que cada año haya menos ambiente nativo para quemar; y esa quema impacta directamente con las inundaciones de las últimas horas; el suelo no tiene capacidad de absorber el agua de las lluvias”. En octubre del año pasado, FUNAM denunció penalmente a Schiaretti por los incendios forestales y la causa no se movió.
Montenegro, galardonado en 2004 con el “Right Livelihood Award” -Premio Nobel Alternativo- apuntó: “Nos queda menos del 3% de bosque nativo cerrado, de los tres grandes ecosistemas que caracterizaban a Córdoba, el Chaqueño, el Espinal y el de Estepa Pampeana; solo pervive el Chaqueño; los dos últimos están prácticamente extinguidos con respecto a lo que eran sus superficies originales.
El Gobierno de Córdoba, a través del Plan Provincial de Manejo del Fuego, admitió públicamente que entre 2004 y 2019 se quemaron 947.799 hectáreas de monte. O sea, fuego y desmonte se combinan en Córdoba para destruir el funcionamiento de nuestras principales cuencas hídricas.
Desde hace miles de años los principales ríos de Córdoba obtienen su agua de las serranías. Antes de que comenzasen los incendios y desmontes a gran escala, el buen funcionamiento del ecosistema nativo garantizaba la provisión de agua, incluso en inviernos de años muy secos.
Las sierras en buen funcionamiento impiden que toda el agua de lluvia del verano corra por la superficie; los ríos tienen entonces agua todo el año aunque su caudal disminuya en invierno, transportan poco sedimento, y los embalses se colmatan menos rápidamente”.
Cómo los incendios terminaron provocando las inundaciones en Córdoba
El titular de la FUNAM explicó que “cuando las sierras son incendiadas, como ha ocurrido en 2020 y se destruye la vegetación y la biodiversidad nativa, las gotas de lluvia alcanzan el suelo, y lo disgregan. Queda sometido entonces a los efectos erosivos del agua y del viento, y a la insolación. La impermeabilidad de los suelos quemados y sin vegetación facilita la circulación del agua en superficie, y reduce la infiltración.
La fuerte pendiente de las sierras hace que el agua corra con violencia y arrastre consigo suelo y organismos vivos; que fue lo que vimos por estas horas. Incendios, desmonte e inundaciones, son un cóctel letal”.
En Córdoba, el desmonte y las inundaciones no son novedad, sino fenómenos cíclicos. Por caso, en marzo de 2000, en la ciudad de La Calera, en las Sierras Chicas hubo una inundación que dejó tres muertos. Un año antes, en la vecina ciudad de Mendiolaza se produjo el desmonte de la Estancia Q2 para construir el country Estancia Q2.
Y en febrero de 2015, también en las Sierras Chicas hubo nueve muertos con inundaciones provocadas por el desmonte: “La tragedia del 15-F fue la consecuencia del desmonte, la tala y los incendios de 2012 y 2014. Incendios en invierno, inundaciones en verano; son obra de la especulación inmobiliaria con la anuencia del Gobierno provincial”, criticó Alicia Vogliotti, ex concejal opositora en Mendiolaza y militante de la Coordinadora Ambiental y DD.HH. de Sierras Chicas.
Mientras que Medardo Avila Vázquez, coordinador de la Red de Médicos de Pueblos Fumigados y dirigente del Movimiento Verde Cordobés le dijo a El Destape: “Lo tenemos al director de Defensa Civil de la Provincia que estas inundaciones son porque que llovió mucho en dos horas; y en 2015 un gobernador nos dijo que había caído un tsunami del cielo. El Gobierno no tiene nada que ver en la ausencia de políticas de Estado hace 20 años, pareciera que en Córdoba, los desastres ecológicos ocurren dos veces, al decir del filósofo alemán Carlos Marx; “la primera vez como una gran tragedia, y la segunda como una miserable farsa”. Pero tendría que agregar lo que opina el esloveno Slavoj Žižek, cuando señala que “algunas veces, la repetición a modo de farsa puede ser más terrorífica que la tragedia original”.
Este reconocido médico ambientalista aseguró que “en 2020 tuvimos récord de incendios, casi 400 mil hectáreas, concentrados principalmente en la zona de las sierras, por lo que hoy tenemos enormes extensiones de sierras desnudas, principalmente en la zona del norte de Punilla, donde se sucedieron estas últimas inundaciones.
Por eso, estos incendios provocan que cuando llueve, la montaña no retenga esa agua, la lluvia penetre a través de hojas, raíces y pastizales y el agua corre y se junta en los desagües que son afluentes de arroyos y estos crecen en forma de tsunamis locales, generándose estas inundaciones terribles que arrasan con todo a su paso en el lapso de tres o cuatro horas. Mientras que antes, gran parte de esas lluvias eran absorbidas por las montañas que actuaban como esponjas y liberaban ese agua lentamente durante todo el año”.
Ávila Vázquez expuso que “todos los veranos tenemos este problema, el agua se pierde, no queda atrapada en las montañas, generándose inundaciones cataclísmicas con todo el desastre agravado: además tengamos en cuenta que toda esta agua está llena de residuos, de cenizas que van a parar al lago San Roque; generando otro problema extra: poca agua en los lagos y mucha carga de material orgánico como algas, minerales, facilitando la putrefacción del agua generando toxinas tóxicas para la salud”.